Prohibición de las exportaciones del aceite de palma en Indonesia pone en aprietos a Unilever
La multinacional cotizada en Reino Unido depende de esta materia prima para todo, desde el jabón hasta el helado.
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El veto tajante de Indonesia a las exportaciones de aceite de palma pone a Unilever en un problema. Como mayor comprador del mundo, con un gasto de US$ 2.632 millones el año pasado, el grupo cotizado en Reino Unido depende del cotizado aceite para todo, desde el jabón hasta el helado.
Gran parte de este aceite procede de Indonesia que, junto con Malasia, representan cerca del 90% de la producción de aceite de palma. La prohibición de las exportaciones en Indonesia implica escasez de suministro y aumento de los precios para el resto del mundo, además de la inflación galopante de los alimentos.
Unilever tiene cierto margen de maniobra. Ha asegurado compras a futuro. Los optimistas pueden contar con que la racionalidad prevalezca en Indonesia: puede que detener los cargamentos modere los precios domésticos del aceite comestible, pero es un país para el que esos mismos envíos suponen alrededor del 4,5% de la producción económica. La demanda interna equivale a una fracción de las exportaciones, y sólo hay capacidad de almacenamiento para un mes aproximadamente. La sustitución implica que algunas importaciones -como, por ejemplo, la soja- pueden encarecerse. Ya se han producido cambios desde que se anunció la prohibición el viernes pasado.
Por desgracia, el aceite de palma supone sólo el 15% de las preocupaciones inflacionistas de Unilever; los precios se están disparando también en el resto de su cesta de materias primas. La buena noticia es que, al igual que sus rivales, el fabricante de las pastillas de caldo Knorr y del champú Dove puede trasladar gran parte de estos costos a los consumidores. En el primer trimestre, los precios subieron un 8,3% interanual, superando incluso a Nestlé.
Sin embargo, estos incrementos de precios sólo cubren el 68% del impacto sobre Unilever, que prevé otros US$ 2.800 millones de inflación de los costes de los insumos en el segundo semestre. Esto explica la previsión que sitúa el margen operativo subyacente para todo el año en el extremo inferior de la banda del 16-17% prevista anteriormente.
Es difícil imponer más alzas de precios a los consumidores en una situación de crisis del costo de la vida. La mayor carga la están soportando ya los mercados emergentes, más acostumbrados a la inflación y ayudados, en lugares como Brasil, por las divisas impulsadas por las materias primas. Los precios en Latinoamérica, que aumentaron un 10% en el primer trimestre, duplican los de Europa. Sin embargo, las ventas en Europa siguen flaqueando: los volúmenes cayeron un 4,4%, lo que refleja sólo en parte una comparación con el año anterior inflada por el Covid. Para Unilever, al igual que para sus rivales, la dificultad estriba en mantener un primer trimestre impresionante.